Categorizar la orientación de consumo de una persona puede ser de ayuda para predecir sus posibilidades de adoptar una dieta a base de plantas, o su resistencia ante la idea.
RESUMEN POR: MICHAEL GREENBLATT | PUBLICADO: 26 DE JULIO, 2019
La transición a una dieta a base de plantas puede ser una decisión fácil para algunas personas, mientras que otras pueden encontrarla extremadamente difícil o resistirse vehemente. Entender por qué algunas personas son más abiertas ante una dieta vegana mientras que otras no es extremadamente valioso, no sólo para los defensores de animales que intentan reducir el sufrimiento animal, sino también para las compañías que intentan facilitar un cambio hacia las dietas a base de plantas al ofrecer alternativas a productos de origen animal en productos de origen vegetal.
En este estudio de preferencias de consumo los autores esperaban aprender qué motiva a los consumidores a comprar productos realizando encuestas a las personas acerca de sus hábitos de consumo y orientaciones. Los investigadores esperaban lograr esto al clasificar las preferencias de los encuestados en diferentes categorías, tanto en términos de su visión de consumo general como de su visión en el consumo de comida específicamente. Después compararon las respuestas en estas categorías con las respuestas que los participantes daban cuando los investigadores preguntaban acerca de sus hábitos alimenticios actuales, factores que les permitieran empezar a comer comidas a base de plantas y acerca de su disposición a adoptar una dieta a base de plantas. De esta forma, ellos fueron capaces de evaluar qué tan favorablemente responde cada persona a declaraciones sobre dietas basadas en plantas. Un puntaje más alto indica que es más probable que los consumidores adopten una dieta a base de plantas. Para realizar la encuesta los investigadores preguntaron a 1,600 personas en Portugal entre noviembre y diciembre del 2018.
Los investigadores categorizaron las orientaciones de consumo general de ocho formas: restricción, hedonismo, prosumismo, elección, comunicación, ética, exploración y suficiencia. Mientras que clasificaron las orientaciones de consumo de comida en siete categorías: salud, conveniencia, gusto, naturalidad, sociabilidad, precio e imagen social.
Los resultados de la encuesta fueron exhaustivos, pero no necesariamente consistentes.
El primer set de resultados examinó cómo el consumo general de los encuestados y sus orientaciones de consumo de comida se relacionan a sus hábitos alimenticios actuales. Primero, las orientaciones de consumo general que tienen altas puntuaciones en ética y prosumismo están asociadas a una mayor posibilidad de comer alimentos a base de plantas, mientras que las orientaciones que se inclinan a la elección se asocian con un bajo consumo de alimentos a base de plantas. Las orientaciones de consumo de comida que prefieren la naturalidad y problemas de salud tienen más posibilidad de consumir alimentos a base de plantas frecuentemente, no obstante las orientaciones asociadas con las imágenes sociales tienden a tener menor posibilidad de consumirlas.
En cambio los encuestados con orientaciones de consumo general que favorecen al hedonismo comen carne con mayor frecuencia, mientras que aquellos con orientaciones asociadas a la ética y al prosumismo comen carne con menor frecuencia, lo cual tiene coherencia con los resultados mencionados arriba. En términos de orientación de consumo de comida, la conveniencia y el placer se sitúan en un lugar más alto en relación al consumo de carne, mientras que la naturalidad y la salud indican una preferencia más bien baja respecto a consumir carne. Es interesante que los autores notaron que las preferencias para comer pez seguían un patrón opuesto. Específicamente las orientaciones generales que se situaron más alto en el prosumismo y las orientaciones de comida con preferencias elevadas por la naturalidad y salud están asociadas con un consumo mayor de pescado, pero los individuos con orientaciones de comida inclinadas a la conveniencia comen pescado con una frecuencia menor.
La segunda pregunta que investigaron fue si diferentes preferencias de consumo tienen relación con la disposición de los consumidores para cambiar sus comportamientos. Aquí los encuestados con orientaciones de consumo general que favorecen la comunicación, ética y exploración están más dispuestos a cambiar a una dieta a base de plantas, mientras que los que favorecen la elección son menos propensos a cambiar. Aquellos que se inclinan hacia el prosumismo y el hedonismo favorecen sus dietas actuales.
De manera similar, aquellos con orientaciones de consumo que favorecen la salud, la naturalidad, el precio y la sociabilidad considerarán adoptar dietas a base de plantas. Es interesante que los autores notaron que la preferencia a la sociabilidad está asociada positivamente con la disposición a reducir el consumo de carne, pero no a la disposición de adoptar una dieta a base de plantas. Esto presenta un desafío complejo para las compañías y defensores de animales que quieren eliminar asociaciones negativas con las dietas a base de plantas.
La última pregunta que los investigadores esperaban responder fue si las diferentes orientaciones de consumo dependían de la necesidad de ciertos factores habilitadores –capacidad, oportunidad y motivación- para hacer que las personas coman alimentos a base de plantas. En términos generales de orientaciones de consumo los encuestados que enfatizaban la restricción, ética y exploración indicaron una necesidad por estos tres habilitadores. Sin embargo, no todas las orientaciones requieren las tres variables. Aquellos con orientaciones inclinadas hacia el hedonismo y la comunicación tienen el apoyo de una mayor oportunidad y aquellos con puntajes altos en la suficiencia necesitan motivación.
Las orientaciones de consumo de comida que se inclinan hacia la salud, conveniencia y naturalidad también necesitan los tres habilitadores. Aquellos con orientaciones de precio y sociabilidad necesitan capacidad y oportunidad para comer más alimentos a base de plantas y, finalmente, las orientaciones de placer necesitan motivación.
Aunque los resultados son frecuentemente contradictorios o contra intuitivos, este estudio tiene muchos conocimientos valiosos en lo que ayudaría a las personas a una transición a una dieta a base de plantas. Los investigadores concluyeron por lo general que no hay una estrategia única para conseguir que una población entera cambie su dieta; en cambio se necesitan simultáneamente múltiples estrategias para atraer cada orientación individual.
El facilitar la transición a una dieta a base de plantas requiere un “enfoque en crear condiciones estratégicamente para mejorar un flujo -más que una tensión- … [porque] un creciente número de evidencias ha estado mostrando que los consumidores tienden a aferrarse a actitudes y adherirse a comportamientos que refuercen sus prácticas actuales y orientaciones, mientras ignoran esfuerzos que pueden ir en contra de estas prácticas y orientaciones” (19). Además, las prácticas alimenticias y el consumo de carne son dependientes de la trayectoria y la cultura, por lo que cambiar esas prácticas puede ser complicado debido a las tendencias de aversión a las pérdidas. En consecuencia, las estrategias que incentiven un menor consumo de carne y enfaticen alimentos a base de plantas deberían actuar en las preferencias y narrativas culturales de los consumidores.
Aunque los investigadores examinaron una gran variedad de preferencias y factores, observan una necesidad respecto a investigación futura para tomar una visión aún más amplia en los factores que determinan la dieta de una persona. En lo particular, hay más consumo general y orientaciones de consumo de comida que añadir a esta encuesta. Además, examinar las orientaciones de consumo, en términos de perfiles de los consumidores o información demográfica, así como incluir consumidores de otros países sería de gran utilidad. De forma similar, las encuestas longitudinales podrían ayudar a los investigadores a evaluar con una mayor precisión la validez de las respuestas de los encuestados a lo largo del tiempo.
Los resultados de este estudio son complejos, pero prometedores. Demuestran que no hay una sola manera de alentar a alguien a comer menos carne y adoptar una dieta a base de plantas. Las compañías que hacen alimentos a base de plantas y alternativas a productos de origen animal pueden encontrar este estudio particularmente útil, ya que valida la necesidad de diversificar productos. Tal diversificación atraerá a nuevos consumidores al contrarrestar las asociaciones negativas que muchos tienen alimentos a base de plantas.
Link externo:
Enlace Faunalytics: https://faunalytics.org/do-consumers-trust-science-or-commercials-more/
Faunalytics es una organización de investigación sin fines de lucro que se dedica a ayudar a los animales proporcionando información útil a los defensores de los animales para ayudarles a aumentar su impacto.